1. En tu paisaje interno hay una mujer o un hombre ideal que buscas en el paisaje externo a través de tantas relaciones, sin poder jamás tocar. Salvo el corto período en que el amor completo deslumbra con su chispa, esos pedernales no coinciden en un punto preciso.
2. Cada cual y a su modo, lanza su vida hacia el paisaje externo buscando completar sus modelos ocultos.
3. Pero el paisaje externo va imponiendo leyes propias y cuando pasa un tiempo, lo que fue el más acariciado ensueño resulta en una imagen por la que se experimenta ahora vergüenza o, cuando menos, un desvaído recuerdo. No obstante, existen profundos modelos que duermen en el interior de la especie humana esperando su momento oportuno. Esos modelos son la traducción de los impulsos que entrega el propio cuerpo al espacio de representación.
4. No discutiremos ahora el origen ni la consistencia de tales modelos; ni tampoco hablaremos de la complejidad del mundo en que se encuentran. Habremos simplemente de anotar su existencia, destacando que su función es compensar necesidades y aspiraciones que, a su vez, motivan la actividad hacia el paisaje externo.
5. Las culturas y los pueblos dan su singular respuesta al paisaje externo siempre teñida por modelos internos que el propio cuerpo y la historia han ido definiendo.
6. Es sabio quien conoce sus modelos profundos y más sabio es aún quien puede ponerlos al servicio de las mejores causas.
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