1. ¿Quién es tan admirado por ti que quisieras haber sido él?
2. Preguntaré más suavemente. ¿Quién te es ejemplar, de tal manera que desees incorporar en ti algunas de sus particulares virtudes?
3. ¿Acaso alguna vez, en tu pesar o confusión, has apelado al recuerdo de alguien que, existente o no, acudió como reconfortante imagen?
4. Estoy hablando de particulares modelos a los que podemos llamar «guías» internos, que a veces coinciden con personas externas.
5. Esos modelos que quisiste seguir desde pequeño fueron cambiando solamente en la capa más externa de tu diario sentir.
6. He visto cómo los niños juegan y hablan con sus imaginarios compañeros y sus guías. También he visto a las gentes de distintas edades, conectar con ellos en oraciones hechas con sincera unción.
7. Cuanto más fuertemente se hicieron las llamadas, desde más lejos acudieron estos guías que trajeron la mejor señal. Por ello supe que los guías más profundos son los más poderosos. Sin embargo, solamente una gran necesidad puede despertarlos de su letargo milenario.
8. Un modelo de ese tipo «posee» tres importantes atributos: fuerza, sabiduría y bondad.
9. Si quieres saber más de ti mismo observa qué características tienen aquellos hombres o mujeres que admiras. Y repara en que las cualidades que más aprecias de ellos obran en la configuración de tus guías internos. Considera que, aunque tu referencia inicial haya desaparecido con el tiempo, en tu interior quedará una «huella» que seguirá motivándote hacia el paisaje externo.
10. Y si quieres saber cómo se interpenetran las culturas estudia además del modo de producción de objetos, el modo de difusión de los modelos.
11. Importa pues que dirijas tu atención a las mejores cualidades de las demás personas porque impulsarás hacia el mundo lo que hayas terminado de configurar en ti.
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